miércoles, 2 de febrero de 2011

Cual rehilete...

Como un rehilete en las manos de un niño caprichoso, que decide hacerlo girar o no arbitrariamente, buscando solo ver los colores mezclarse uno tras otro, así me siento a veces contigo, porque como el niño a veces me haces dar mil vueltas y mezclas mis colores en un maravilloso arcoíris de emociones indescriptibles, y al día siguiente, como por arte de magia me encuentro igual que el rehilete, inmóvil, con mis colores tan solos que parecen grises.


Y al igual que él necesito de ti para poder relucir, que es un rehilete sin el viento, más que un par de hojas dobladas unidas a un palito de madera, sin sentido, esperando al viento para poder volar, para que los giros le den el sentido a mi vida.

Muéveme gentilmente con tus labios, cuéntame algo al oído, o llévame apresuradamente corriendo de tu mano para volvernos uno con el viento, baila conmigo y demos vueltas los dos, pero no me dejes inmóvil, no me dejes esperando, dime que vendrás que me contaras un secreto y querrás ver mis colores girar.

Ponme en el césped cuando haya viento y prometo que bailaré contigo, no hay prisa, solo deja que la brisa nos lleve por lugares que no hemos conocido, que mi azul se mezcle con el castaño de tus ojos, que el rojo se vuelva el color que hay entre cada silencio, y que el verde contraste con tu blanca piel al pálido paisaje que nos rodea.

O vuélvete tú el viento y juguemos los dos, volviéndote protagonista de una historia en la que ahora no puedo hacer nada, y tú no puedes girar, vuélvete mi complemento, pero solo si quieres, de alguna manera el viento siempre deja de soplar, a veces porque ya no existe, a veces porque se va revoloteando a jugar con un cometa que en lo alto está.

Siendo rehilete envidiaba a los trompos, porque su dominio son las manos inquietas y de magia se hacen ilusiones que pueden aprenderse, pero hubo un día que me dijo una sabia nube, que nosotros los que vivimos del viento somos los que podemos amar, ya que el viento y el amor son cosas muy parecidas, a veces reconfortan, a veces cargan con ellos tempestades, ambos llegan en momentos que nadie los espera, y lo más importante quizá, es que tanto el viento como el amor, no se ven pero se sienten.

Quizá tengas miedo de hacerme girar demasiado y que mis hojas pierdan el piso, o quizá creas que podrías cortar tus labios con ellas, te prometo que no lo haré, y si un día el viento despega mis hojas, espero que tú te hayas vuelto parte de él y me lleves muy lejos, donde nunca más mis colores se vuelvan grises de nuevo.

By: Le Kath
 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Amazing…speechless you left me, only a great sensation after reading it n.n

greeting :)

Jesus Yair Garcia Reyes dijo...

Hi! nice to see you had a good experience reading this post :D it was a really strong thing in my life and I really wanted to write something about it, nice to see your comments :D

Old House

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By Le Kath