Con una balsa improvisada me introduje en tu mar, temiendo que lo ahogaras a la razón de tu voluntad, y me encuentro que la has convertido en una poderosa fragata indestructible, y que cuando el viento arrecia y amenaza con terminar conmigo, vuelves gentiles las corrientes y me guías lejos de la tormenta.
Y cuando me encuentro perdido, solo mirar a tus ojos me recuerda lo mucho que eres para mí, y se vuelve mejor guía que cualquier mapa o estrella polar, tus cabello es el camino que quiero recorrer con mis manos, y tus labios el destino al que quisiera llegar.
Que engañado estaba al creer que era rehilete inmóvil, si lo nuestro es mucho más que eso, es un cometa que surca los cielos desconocidos entre piruetas y giros dibujando fantásticas figuras de colores a contraluz.
Me ha quitado una venda un mensajero de los ojos, creía que te habías ido, que habías preferido dejarlo, pero ahí estabas impaciente porque abriera los ojos, pero sin soltar mi mano por si llegaba a caer en el camino por el que caminaba cegado.
Lo único que te puedo decir es gracias, por tu espera, por tus silencios, pero sobre todo por tus sonrisas, por esas pequeñas cosas que tal vez para ti significan nada, que para mí son mucho más, gracias por dejarme asomarme por la puerta entre abierta de tu corazón, sé que aún no he entrado, pero he llegado a sentir el calor que hay dentro.
Gracías por decirme sin palabras, que aún estás...
Gracias
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