La gente pasa con tanta prisa y hay quien se indigna del hecho que me dedico a esperarte, no vendrá dicen unos, otros me dicen que debo resguardarme del frío que causa una ausencia en el corazón, yo prefiero perderme en el murmullo de los autos, y esperar que aquella pisada que se escucha a lo lejos seas tú, ignorante de nuestro próximo encuentro, con una sonrisa en los labios y tu plan hecho, prefiero creer que de alguna manera sospeches que estoy aquí, y así pasar por el preciso corredor donde nos encontraremos.
La desesperación empieza a jugar conmigo aunque la esperanza es fuerte a encontrarte, veo en todas las luces y líneas alguna señal falsa de ti y experimento una amarga dulzura al creer que te he encontrado, y darme cuenta que era producto de mi mente y que te encuentras demasiado ocupada en este momento para recorrer tranquilamente los jardines que ahora se han vuelto mi refugio, porque si haz de llegar al que creo tu destino, pienso que este corredor es por donde podría llegar a verte.
Los minutos transcurren lentamente y temo apurarte y decidas no acudir, más luces, mas caminatas apresuradas, y aún pienso que puedes haberte dado cuenta de mi presencia y correr emocionada hacia mí.
Resuena una balada perfecta para bailar contigo, quizá, solo quizá decidas pasearte por aquí este momento, podríamos intentarlo, se bien que no es mi mayor virtud, pero si por ti soy capaz de todo, creo que bailar es lo de menos si implica hacerlo contigo.
Algunos instantes antes de tu presunto encuentro empiezan a remorderme la conciencia, ¿Habrás pasado ya y en mi concentración por verte te deje pasar? O simplemente es que has decidido ignorar mi presencia en este momento pensando en que debemos posponer el encuentro de hoy, la duda me asalta cada vez más, y mis manos tiemblan más no sé si es de miedo o de frío, solo sé que lo hacen, por cómo me encuentro.
Caminaré un poco por sí el viento decide llevarme al lugar correcto, confío en él como un viejo amigo, ya que ya me ha llevado a ti en cuestiones de dudas.
Bienaventurado sea el viento y la gracia que tiene con los poco afortunados, apenas decidía irme, y algo dentro de mí me dijo que te buscara en el cielo, y allí estabas, ocupada haciendo cosas que no comprendería, decidí ir contigo, mas luego comprendí que solo estaba incomodando tu estancia, así que decidí partir, con una sonrisa en los labios de haber visto a la mujer que amo tanto, y dejando una última nota de despedida, donde creo que la verás.
By: Le Kath
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