La casa de mi abuela - Fernando Delgadillo
Las visitas a mi abuela
Me gustaban de mañana
Con ese modesto encanto
De un almuerzo familiar
Con un sol siempre asomado
En la boca de las ventanas
Despintando año con año
Las paredes del solar.
Y en un rincón del jardín
Donde crecen las gladiolas
Se maduran lentamente
Los botones y las horas.
Los muros y sus rincones
Visten musgo y otras cosas
Cosas para las que el tiempo
Pasa, pero se demora.
En la casa de mi abuela
Los muebles huelen a antaño
Porque desde que recuerdo
se han sentado ahí los años
y mi abuela los ha visto
como nunca los vi yo
ocupando unos lugares
que la familia dejó.
En la casa de mi abuela
Los retratos se codean
Se hacen de los reconeos
Y en los muros, cuchichean.
Siempre encuentro conocido
El cuadro de algún familiar
Rostros jóvenes de viejos
Que fueron quedando atrás.
Cuando acaba la mañana
Y en la casa de mi abuela
Todo el aire vespertino
Trae al patio por la puerta
Y en un rincón del jardín
Donde crecen las gladiolas
Se maduran suavemente
Los botones y las horas.
Me hallé en casa de mi abuela
Desde niño la manía
De admirar las pertenencias
Que fueron de la familia.
Sombreros, muñecas, ropa
Cartas, cajones cerrados
Cada objeto es un tesoro
De secretos olvidados.
De preguntas sin respuestas
Está lleno su ropero
De ropa limpia y doblada
Fotos, llaves y recuerdos
De respuestas sin preguntas
Se ha llenado el tocador
Y un espejo que le enseña
Lo que el tiempo le aguardó.
La tarde sabe a nostalgia
En la casa de mi abuela
Cuando plancha y yo pregunto
Cuando llora y se recuerda
Y en un rincón crecen las gladiolas
Se maduran dulcemente
Los botones y las horas.
Cuando el sol se está ocultando
La luz tardía se recuesta
Las sombras se alargan tanto
Que trepan por la pared
Cada objeto crea una mancha
Que cruza la casa vieja
Concediendo a lo que toca
La ansiedad que da la sed.
En la casa de mi abuela
Existe un cuarto de visitas
Para darle al que ha llegado
Un sitio donde pueda estar
Donde acude a cada noche
Ese silencio que lo habita
Porque hace mucho que nadie
Se ha quedado a descansar.
Cuando la noche se asoma
Y en la casa de mi abuela
Se entrecierran las ventanas
Y los ruidos se develan
Todo en sombras murmurantes
Y crujidos de madera
Que nunca se acomodaron
Y nunca han estado quietas.
Conforme pasas las horas
Hasta el viento tiene pena
De aplacarse en esta noche
De extraña movilidad
Sin sentir la expectativa
Fue en la casa de mi abuela
Donde se mueve el encanto
Que nos trae oscuridad.
Desde el jardín de la casa
veo su mole silenciosa
escondido en sus pasillos
sombras que vienen y van
veo a gente que la habitaba
me veo yo, cuando era niño
todo se marchó dejando
a mi abuela y los que no están.
Veo de niño su ternura
Todo ese amor que regó
Con la paciencia y dulzura
Que cultiva el sembrador
Y en su rincón del jardín
Donde crecen las gladiolas
Se maduran tardíamente
Los botones y las horas.
Hoy la casa tiene un cuento
Que recorre los pasillos
Que habla lo que va pensando
Y que olvidó que tiene edad
Y al pensarlo me pregunto
Me pregunto y me repito
¿Cómo entrar en esta casa
si mi abuela, un día no está?
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