Vives tan claramente en mis sueños como en mis recuerdos, analizando profundamente cada estrago que dejaste en mi vida, disfrazando las espinas con botones marchitos, y bebiendo agua de una fuente que no fluye hace mucho tiempo atrás, una esperanza basada en encuentros casuales que no satisfacen la sed que tengo de ti, y de coincidencias que el tiempo se ha encargado de separar cada vez más una de otra.
Sin embargo no me rindo y permanezco insistente, esperando cada luna llena subir a la cima de la montaña más alta y tirarte un cañón de flores o intentar flecharte con una poesía nacida en lo más profundo de mi ser, como último recurso, de vez en cuando decir tu nombre, para ver si me escuchas, para ver si me entiendes, y luego volver a la cacería del sol, a esperar de nuevo la luna llena, pues solo tengo una oportunidad y si falló habré de esperar de nuevo.
Y por mientras vivo de ilusiones muertas para poder tener fuerzas cuando vuelva a encontrarte, para que tu partida no me rompa las piernas y me permita salir corriendo detrás de ti, te llevaste los restos de abril, y consumiste completamente mi mayo, te perderás en junio y no volveré a saber de ti nunca más, pero aun así espero un otoño tan verde como el pasado y un invierno tan cálido como el que me regalaste a tu lado.
Fuiste brisa que alimento mis molinos y que quemó mi cosecha, permitiéndome hacer dulce con los restos carbonizados de un amor que no quisiste vivir, saciando mi hambre con ilusiones iguales a las mías, mintiéndole a unos ojos llenos de luz que no conocen mi tristeza y destrozando botones de los jardines de Butchart, absteniéndome a no sentir nada sincero de nadie que no fueras tú.
Vividos recuerdos de unas cuantas veces, llenan mi alma de cálidas y nítidas sensaciones, te respiro con tanta facilidad y te veo con unos ojos más reales que los de quien está a tu lado, hay noches que juro que puedo tocarte, y sobresaltado me despierto para descubrir que fue solo una fantasía, un sueño, una manera con la que mi alma me permite seguir vivo.
Por las noches pierdo mi lado poético, y salgo a buscarte, a perderte y a encontrarte de nuevo, pinto tu rostro en otros cuerpos y llamo con tu nombre a personas cuyo nombre olvido, al descubrir que no eres tú, mi ira me vuelve alguien que no conoces, y me envuelvo con el cariño de quien me lo permite y asfixio, con ternura pero sin dar oportunidad de un nuevo trago de aire.
Y por las mañanas despierto en sábanas ajenas, con un sentimiento amargo y junto a alguien por quien no siento nada, alado de unos ojos llorosos, que no dan crédito a lo que paso en la madrugada, yo solo me levanto y vuelvo a escribirte poemas, cansado de buscarte y esperando que la noche me lleve a ti este día, mientras tanto seguiré en mi banalidad, pues se sabe que el lobo come carne cruda pues nadie se ha molestado en enseñarle a cocinar.
By: Le Kath
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