Te observaba mientras te perdías burlándote del cielo caminando de manera coqueta pero desinteresada, entre bailando y dando pequeños brincos, como si fuera tu intención seducir al tiempo, quizá por eso parecieras más joven de lo que supe en realidad eras.
Despiertas en mí a mi verdadero ser, el que al parecer había muerto, el lleno de vida, de quien tengo solo vagos recuerdos, amortiguados por la hipocresía en que me he rodeado, pero, simplemente al verte, me libero, y deseo con fervor acogerme bajo el cerezo que recorre tu piel, viajar a sus raíces y tomar su fruto, quedarme a verle florecer.
Ansío leer tus heridas, contar las pecas que escondes bajo esas gafas de moda y que disimula un pálido maquillaje junto a tus labios a tono de tus intensiones. Quiero oír tu voz, porque esta noche si tú me cantas yo siempre vivo.
En mi paso pienso ser tan efímero como una pluma a merced del viento, tan triste como el negativo que es cortado en mil pedazos después de haber sido guardado con recelo, y que ahora yace olvidado bajo la puerta de un estudio de fotografía el cual ignora su existencia.
Para luego desaparecer, escuchando como llaman a Lázaro los arboles espinados, y como se absorbe su identidad con el sol, justo arriba, en medio día.
Debe de haber algo en el aire hoy, algo no suena bien, podríamos escribir cartas para pretender que todo sigue en pie, para hacernos sentir mejor, pero es mejor huir, porque no lo hacemos esta noche, y dejar todo atrás.
By: Le Kath
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