Estaban bajo un frondoso sauce llorón dos personajes tan caricaturescos y atroces que cuya descripción fue manipulada para el entendimiento del entorno popular, y así poder salvarse de la crítica de expertos literarios a falta, mal uso o necedades mostradas en los adjetivos que les competían.
Estos sujetos sin estar completamente seguros si fuesen más humanos que animales, o cierto porcentaje de objetos meramente ilusorios, sentados discutían sobre el paradigma del hombre y de cómo el dicho del hombre es el lobo del hombre, ni siquiera un lobo lo había dicho.
Y en esta reflexión sin sentido ni comienzo se abordaban temas de interés popular, leídos en revistas para adultos y en periódicos de dudosa procedencia, pero además y a pesar de ellos se debían de tocar temas delicados y tenebrosos, como el que comerían aquel día.
Fue entonces cuando un Objeto volador no identificado, que después de un escozor de ojos y unas cuantas palabrotas, tomo la forma de una pelota, fue lanzada con furia por un mocoso imprudente hacía el mayor de nuestros cursis y anticuados seres.
La ira del que se había salvado hasta le hizo levantarse, y conjurar acciones que hicieron al niño espantarse, pero con un sigilo de muerto y una habilidad que solo se consigue con años de servicio militar el viejecillo que no da una le vino al niño la pelota a dar, pero con un efecto tan notorio que los zapatos del chicuelo fueron al aire a dar. Y sentándose en el árbol de nuevo, y con una sonrisa maliciosa se puso el ingrato a roncar.
Y después de aquella siestecilla, el amargado y sabio ser extraño del cual mi relato cuento, junto a su compinche y secuaz continuaron con la dichosa platica mencionada que en este escrito debo relatar, más los detalles son muchos y el tiempo es corto así que aunque quisiera no pudiera relatar, todas las cosas infames que estos dos engendros un día en el parque hubieron de cantar.
Es suficiente digo yo, resumir con algunos detalles, y aprovechando que aquel encuentro fue sumamente inadvertido, poner algunos granitos de mi parte, para enriquecer o desviar algunas perversiones que ese par, en un cuadernillo con forro de piel fueron debajo del árbol a olvidar.
A pesar de su aspecto horroroso y de su actitud gañan, ambos escribieron sobre cosas de importancia singular, sobre los sueños, el amor y el universo como tal, que somos capaces con la mente controlar, y entre apuntes borrones y garabatos ilegibles escribieron según ellos tácticas infalibles.
Como es de imaginarse y no se habrán equivocado, hubo un triste afortunado que hubo ese cuadernillo encontrado, y debajo del mismo sauce lo leyó con interés, rogando y rezando que aquellas criaturas no decidieran regresar por él, y cuando la noche cayó y después de haberlo leído, dejar en su lugar el libro jamás se le hubiera ocurrido, y lo llevó a su casa para demostrarle al mundo, que aquellas caricaturas no tenían el corazón tan duro.
Y ese cuadernillo lo ha hecho suyo, aquel triste personaje, y es así como el cuaderno negro llegó a manos de aquel fantoche
By: Le Kath
Algo sin tanto sentido, pero resultado de buscar escribir algo diferente a lo que he escrito antes, para variar un poco las cosas, supongo...