A falta de inspiración decidí dar un pequeño paseo, para ver lo que el viento y el atardecer de un incandescente día de verano podrían traer a mí, paseo por las calles conocidas cual la palma de mi mano, pues mis primeros recuerdos se unen en cada una de las plazas donde solía jugar de niño, ando en busca de algo que alimente esa necesidad de escribir que tenemos los que por razones desconcertantes y contradictorias, estamos destinados a hacerlo.
Caminaba justo por la orilla del lago cuando te vi leyendo bajo la sombra de un frondoso árbol de flamboyant que conozco tan bien, cabello cenizo, ojos claros y una sonrisa encantadora, que por algún motivo no estaba dibujada en tu rostro aquel día, estabas tan ausente de ti misma, que tuve miedo de perturbar tus sueños despiertos y decidí pasar de largo recordándote.
Fue demasiado fácil recordar cuando nos conocimos, es un recuerdo tan vivo para mí como si hubiera ocurrido hace apenas algunos días, en ese entonces era locutor de una estación local, de aquellas que tiene poca pero siempre fiel audiencia, recuerdo que eras la chica que siempre pedía una canción sentimental a las once, excelente gusto musical, por lo menos para mí, esperaba con ansias tu llamada aun sin saber tu nombre, y fue un día extraño, soleado y curiosamente lluvioso día de mayo en el que decidiste saber quién era en realidad.
Recuerdo maravillado la primera vez que te vi, tan fresca, pero tan melancólica a la vez, tu sonrisa escondía una historia y moría por saber cual era, decidimos tomar un café en un romántico establecimiento en el centro de la ciudad llevabas recogido tu cabello con una adornada boina que te confería un aire poetizo, y esa primera impresión no estaba muy lejos de la realidad.
Ese día se nos fueron las horas como el agua fluye libremente por un río que aún el hombre no ha acabado, para cuando me di cuenta estábamos los dos debajo del flamboyant observando el atardecer, fue cuando supe q era el momento, para mi sorpresa (y me resulta aun un poco aterrador ) creo q estabas pensando lo mismo.
Para que narrar lo que paso después, simplemente lo resumiré con que el árbol de fuego que fue nuestro cómplice quedó como un simple adorno en nuestra escena…
Han pasado 4 años y aún puedo revivir esa escena, tal vez tú lo hagas en este instante ya que es el mismo árbol de aquella vez, sigues tan bella como aquella noche de mayo, y doy gracias a Dios que aún sigamos juntos.
Deje la estación hace mucho, pero aún todos los días a las once ponemos esa canción triste para cualquiera, pero tan cálida para nosotros, ya que esa canción pudo ser la primera letra de nuestra historia, te compraré una rosa de aquellas que te gustan tanto y te invitaré a cenar, solo aguardaré a que se rompa tu silencio y te contaré la misma historia que ando ahorita recordando.
Le Kath
Ha como quisiera tener una historia que contar así...
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