Un par de boletos de un buffet de una pizzería incapaces de
ser terminados, un par de gerberas en un jarrón, un par de papelillos que
alguien rayó con mi nombre y el tuyo entrelazados cuando empezamos a andar, una pequeña sonrisa al acordarme de como me
abrazabas antes de irme de viaje, y de
los pequeños gritos que dabas, ahogados, quizá por pena, cuando me veías, tristemente
es todo lo que puedo meter en mi maleta, tu sonrisa es tan grande que apenas
cabe mi ropa, y ya que nunca me dejaste llevar tu foto conmigo, debo dejarlas
donde están, lejos de mi, para que no pueda tentarme a regresar por ti, igual
que tu, lejos.
Y alejarme mas que quererlo, es necesario, las cosas no
salieron como los dos quisiéramos, y no es culpa de nosotros, o quizá somos los
únicos culpables, por creer en que podía funcionar, terminamos siendo
trapecistas mancos, incapaces de desprendernos de la seguridad que teníamos en
nuestras vidas, y ninguno de los dos fue capaz de rescatar al otro. Y antes de
culparte, me culpo por no poder conquistarte, por no poder hacerte latir con
más intensidad el corazón.
Y vale la pena comentar que mientras duró fue hermoso, derrochaba alegría y simpatía por todos lados, perdí un negocio esos días, no me importo, semana de entrega de proyectos finales, me fue como el primer día de clases del jardín de niños, y la presión del debut de la escudería en la que estuve trabajando fue como ir a patinar al parque, gracias a ti, fue maravilloso estar contigo, al menos el comienzo, te quiero decir, que me acuerdo del punto exacto donde nos vimos por primera vez, y desde ese momento sabía que iba a hacer lo que pudiera porque te fijaras en mi, ese 14 de Febrero sabía que había conocido a alguien que nunca iba a olvidar, y que quería estar con ella, me costó 8 meses y 15 días en lograrlo, y me tarde 3 semanas y un día en arruinarlo. Me enseñaste a creer en algo que ya no creía y por ello te estaré siempre agradecido.
Cuando empezó el viaje te prometí que estaría ahí para ti, y
en verdad aguanté todo lo que me dijiste hasta ayer, pensaba dejar pasar los
días y buscarte cuando la tempestad y tu escuela ya hubieran terminado, pero
ayer me partiste en dos, y en verdad, no te sientas culpable, es parte de esto,
solo que ahora debo de partir para buscar aguja e hilo, para remendarme, y
aunque ahorita te diga que no quiero saber de ti, algo de mi sabe que si me
intento curar es para ti.
No te extrañes si al verte no te saludo, pues no soy yo, yo
ya no estaré aquí, el que se muere por ti, el que se derretía cada que te veía
llegar o cuando te reías de alguna tontería que viste en tu computadora y luego
te callabas de repente por saber que te habías reído demasiado fuerte, el ya se
fue, solo queda lo que se pudo mantener de pie después de ayer, lo demás ya salió en
busca de la cura para el afilado corte de tus palabras y el estruendoso golpe de mi mala suerte.
Te quiero como nadie te ha querido y como nunca he querido a alguien, tenlo siempre en mente, como tu dices estaba dispuesto a todo por ti, hubiera puesto mi alma en tus manos, pero ya no te quiero cerca, ni oírte ni verte ni siquiera sentirte, no te reconocería, porque no soy yo,
porque me he propuesto eliminar todo. No se ni cuando ni como regrese, espero
con toda la sinceridad de mi corazón estar haciendo lo correcto, porque no sabes lo mucho que me está costando.
By. Le Kath