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sábado, 2 de abril de 2011

De nuevo de gira...

Veo a un viejo amigo tan enamorado de la que posiblemente resultará su esposa, preguntándose cómo explicar lo inexplicable, y vuelvo a creer en el amor casi tanto como cuando la conocí, y empiezo a creer que igual no era ella para mí, o quizá busque quererla en un lugar o un tiempo en que no se daría.


Creo que es tiempo de recoger el desorden que dejó en mi vida, y ver que más me tiene preparado el universo, es sincero lo que siento por ella, pero… ¿¡qué diablos?!, la vida es demasiado maravillosa para estarse deteniendo, quizá algún día se dé cuenta,(dicen que todos lo hacemos cuando lo perdemos todo), de que un amor sincero vale la pena vivirlo, pero mientras seguiré vagando, descubriendo y rondando, que al fin y al cabo, no nací trovador para encadenarme a un sentimiento.

Tomaré mi guitarra y viajaré, tocaré en plazas, escribiré improvisadas canciones para molestar a los presuntuosos y sacar una sonrisa de quien pensativo se sienta a ver que el tiempo haga lo suyo, quizá no vuelva por aquí por algún tiempo, pero está bien, que de quedarme a hacer pozo aquí, a esparcir mis infunda mentadas aseveraciones por personas que no tienen la culpa que haya nacido merolico, prefiero mil veces, la segunda.

Intentaré revivir todos los días un momento de ella, que por mérito se lo ha llevado y por mucho, pero no volveré a sentarme a pensar, ni a lamentarme, ni a marcarle a altas horas de la noche para que despistada tome la llamada, sino que la buscaré en cada sonrisa de un niño, o de dos ancianos tomados de la mano después de tantas batallas libradas juntos, porque a fin de cuentas es lo que siento por ella, un amor tan inocente como un niño que ve por primera vez el mar, y tan intenso como la mirada profunda de alguien que ha estado enamorado de una misma persona una vida completa.

Agarro lo que puedo, como mi improvisado intento de comida italiana y salgo corriendo de la casa con una sonrisa de quien sabe qué hará una maldad, dejo encargado a mi mejor amigo todo lo que me detiene y con la prisa de quien no quiere arrepentirse tomo el camino que me lleve más lejos, no para alejarme, ni para huir de mi realidad, sino para que me extrañen más.

No he avisado más a quien debo, o más bien a quien un día dirá, que habrá sido de aquel loco, no he dicho a donde voy porque yo tampoco lo sé, ha dejado el mapa en la repisa y me guío por donde mi instinto casi canino me guíe,… rayos… creo que no dije nada en el trabajo, nah de todas maneras encontrarán a alguien más puntual.

Recuerdo esta sensación tan agradable de completa libertad, sin otra preocupación más que por salpicar a los demás cuando llueve saltando en los charcos, sin otra misión más que sentarse bajo la sombra de un árbol y tomar una siesta, casi como si el tiempo no existiera, casi como si no la hubiera encontrado.

By: Le Kath
 

martes, 8 de febrero de 2011

Gracias, por decirme que aún estás

Mi paranoia me tenía sumamente engañado, me creía perdido, me sentía olvidado cual caballo de palo de un niño cuando este va creciendo, era el frío que me hacía sentirte distante, y ahora en cual más frágil brisa invernal me llega tu aroma, y tus abrazos cálidos y fugaces, se vuelven refugio de mi corazón que muere por ti.


Con una balsa improvisada me introduje en tu mar, temiendo que lo ahogaras a la razón de tu voluntad, y me encuentro que la has convertido en una poderosa fragata indestructible, y que cuando el viento arrecia y amenaza con terminar conmigo, vuelves gentiles las corrientes y me guías lejos de la tormenta.

Y cuando me encuentro perdido, solo mirar a tus ojos me recuerda lo mucho que eres para mí, y se vuelve mejor guía que cualquier mapa o estrella polar, tus cabello es el camino que quiero recorrer con mis manos, y tus labios el destino al que quisiera llegar.

Que engañado estaba al creer que era rehilete inmóvil, si lo nuestro es mucho más que eso, es un cometa que surca los cielos desconocidos entre piruetas y giros dibujando fantásticas figuras de colores a contraluz.

Me ha quitado una venda un mensajero de los ojos, creía que te habías ido, que habías preferido dejarlo, pero ahí estabas impaciente porque abriera los ojos, pero sin soltar mi mano por si llegaba a caer en el camino por el que caminaba cegado.

Lo único que te puedo decir es gracias, por tu espera, por tus silencios, pero sobre todo por tus sonrisas, por esas pequeñas cosas que tal vez para ti significan nada, que para mí son mucho más, gracias por dejarme asomarme por la puerta entre abierta de tu corazón, sé que aún no he entrado, pero he llegado a sentir el calor que hay dentro.

Gracías por decirme sin palabras, que aún estás...
Gracias
 

Old House

Old House
By Le Kath